viernes, 18 de febrero de 2011

¿Y el alma, que?






A Ivan Illich solo le interesaba la siguiente cuestión ¿su enfermedad era grave o no? El médico opinaba que era inútil y que no se debía dilucidar. Era preciso averiguar en cambio si se trataba de un riñón flotante, de un catarro intestinal crónico, o de una enfermedad del intestino ciego. No se trataba de la vida de Ivan Illich, sino tan sólo de saber cual era su padecimiento… Ivan dedujo que estaba grave. Sintió compasión por si mismo y un gran rencor por el médico, indiferente ante su problema tan grave. ¿Pero dígame, es grave mi enfermedad? Ya le he dicho lo que considero necesario y conveniente, el análisis dirá lo demás… Lograba engañarse mientras nada le emocionase. Conforme consultaba más médicos aumentaban sus dudas y su temor. ¿Acaso no están convencidos todos excepto yo, de que me voy a morir?… La mentira, la mentira adoptada por todos era lo que más le desesperaba. Aquella mentira en torno suyo y dentro de si mismo envenenó más que nada los últimos días de su vida. Lloró a causa de su impotencia, de su terrible soledad, a causa de la crueldad de los humanos…

Leon Tolstoi. "La Muerte de Ivan Illich"


Ninguna rama de la medicina escapa a la ética, a lo que va mas alla de la ciencia en terminos estrictos, a la parte de nuestro quehacer que se mete en cuestiones no solo éticas, sino filosóficas, mas o menos morales segun la conciencia de cada uno e incluso en ciertos terrenos metafísicos. La anestesiología desde luego, no se queda atras. Todos los días manipulamos un sistema nervioso que a la naturaleza le tomo millones de años perfeccionar. En un momento nuestro paciente esta despierto, minutos despues esta dormido e insensible al dolor y a lo que ocurre a su entorno, para posteriormente, regresar a nuestro lado, sano, salvo, despierto, completo en todo lo que lo hace un ser humano.

Hace 125 años que Lev Nikoláyevich Tolstoi abordó un poco tangencialmente el problema de la ética médica en la obra citada arriba. Hoy las preguntas siguen siendo las mismas y han surgido algunas impensables hace apenas años ¿son morales el trasplante, la clonación, la fertilizacion in vitro, los cuidados paliativos hacia el final de la vida, la eutanasia? ¿Cuáles si, o que parte de ellos no lo es? 

Para quienes admiten la existencia divina de un ser superior y rigen -o al menos procuran- la mayoría de sus actos en concordancia con sus principios morales es claro que surgen mas preguntas conforme se avanza.

Al menos en mi caso, pensando que no todo la esencia del hombre es física, ni bioquimica, aunque la naturaleza haya hecho evolucionar cada uno de nuestros sistemas a puntos increíbles de precisión, quedan dudas. Pienso que el sistema nervioso es quizá el mas evolucionado de nuestra esencia. Permite pensar que pensamos. Permite la conciencia del entorno, del semejante, de los sentimientos, las emociones, la inteligencia.

 En la antigüedad se consideraba que el hombre (entíendase el SER HUMANO) era una dicotomía de alma y cuerpo, independientes entre sí. Una inmortal y trascendente, el otro corrompible y temporal. Pero siempre separados. Pasaron muchos siglos de filosofía y teología para reconciliar ambas ideas. El hombre sin cuerpo no existe, el alma sin cuerpo no tiene donde descansar.

Cuando anestesiamos a un paciente. ¿Todo es sueño? Manipulamos su parte fisiologica: el número de respiraciones, su presión arterial, su temperatura y una larga lista de etcéteras. ¿Y su phyisis? Eso que lo vuelve único, irrepetible, eso ¿a donde se queda mientras?

No queda duda que el nuestro es un trabajo complejo. La anestesiología aun encierra una serie de misterios, de magia, de arte al que apenas nos asomamos maravillados ante el portento de la creación. El ser humano. El mejor ejemplo de la esperanza, la maquina perfecta que graba noche y día grillos y canarios, martillos, turbinas, ladridos, chubascos....






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