martes, 11 de enero de 2011

1936




En estos días, que han sido meses, y que ya fueron varios años, poco a poco la humanidad, nuestro país y nuestro entorno se rodea de un deterioro sensible. Hay mucho de podrido en el ambiente. "Crisis de valores" o "Crisis moral" le gusta llamarla a algunos sectores. Corruptio optimi pessima. Sin embargo, aun en este tiempo existen destellos de luz en medio de tanta tiniebla. El bien sigue existiendo, el deseo de hacerlo y replicarlo siempre será mas poderoso que la maldad.  Algo así decía hace casi tres cuartos de siglo el poeta Luis Cernuda, español de nacimiento, mexicano por amor a esta tierra donde terminó sus dias.

Luis Cernuda escribió estos versos en 1961, cuando al terminar una lectura de poemas en una universidad de los Estados Unidos, se le acercó un hombre de su edad, un antiguo soldado de la Brigada Lincoln. El poema se titula 1936. No es sólo un poema sobre la Guerra Civil, ni sobre lo que aquella guerra representó para millones de demócratas en el mundo entero. Es un poema que habla de la fe, de la dignidad y de la nobleza, de lo mejor de los seres humanos.

1936

Recuérdalo tú y recuérdalo a otros,
cuando asqueados de la bajeza humana,
cuando iracundos de la dureza humana:
Este hombre solo, este acto solo, esta fe sola.
Recuérdalo tú y recuérdalo a otros.

En 1961 y en ciudad extraña,
más de un cuarto de siglo
después. Trivial la circunstancia,
forzado tú a pública lectura,
por ella con aquel hombre conversaste:
Un antiguo soldado
en la Brigada Lincoln.

Veinticinco años hace, este hombre,
sin conocer tu tierra, para él lejana
y extraña toda, escogió ir a ella
y en ella, si la ocasión llegaba, decidió apostar su vida,
juzgando que la causa allá puesta al tablero
entonces, digna era
de luchar por la fe que su vida llenaba.

Que aquella causa aparezca perdida,
nada importa;
Que tantos otros, pretendiendo fe en ella
sólo atendieran a ellos mismos,
importa menos.
Lo que importa y nos basta es la fe de uno.

Por eso otra vez hoy la causa te aparece
como en aquellos días:
noble y tan digna de luchar por ella.
Y su fe, la fe aquella, él la ha mantenido
a través de los años, la derrota,
cuando todo parece traicionarla.
Mas esa fe, te dices, es lo que sólo importa.

Gracias, compañero, gracias
por el ejemplo. Gracias por que me dices
que el hombre es noble.
Nada importa que tan pocos lo sean:
Uno, uno tan sólo basta
como testigo irrefutable
de toda la nobleza humana.


Gracias desde la historia, Luis Cernuda, lo recuerdo yo, y lo recordaré a otros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor escribe aquí tus comentarios a este blog