Me puse a recoger mandarinas toda la tarde. Unas cuantas se rompieron al chocar con el piso de tan maduras, pero las más verdes cayeron con un chasquido suave.
Resistieron. Fueron la mayoría.
Llegará el día en que estén dulces, frescas, en que su aroma llegue hasta el corazón y en él, a todos los sentidos. En que alivien este otoño de repente caluroso.
Pensé que bueno es andarse a veces por las ramas como ellas, bien lejos del suelo.
Ahí es donde -en silencio y con paciencia- se cosechan los mejores frutos.
Y cómo no, pensé en ti.
Pienso en todo esto como una botella que lanzo al mar. La sello y le doy un beso. Que lleguen pronto a tus costas.
Este blog nace de la inquietud de compartir lo que pasa todos los días en el entorno hospitalario, duro, emocionante, árido a veces. Bienvenido al quirófano.
martes, 24 de noviembre de 2015
De tardes y mandarinas...
domingo, 14 de junio de 2015
El paciente alemán
"En mi país, a uno le dejan que elija el tipo de anestesia que quiere"
Le llamaré Gunther, tiene 72 años y una falla renal crónica. Entra a quirófano para que le coloquen el catéter de diálisis peritoneal. Acepta de mala gana el bloqueo neuroaxial. Pero no cuenta con lo (poco) que se de Alemania.
De a poco, le animo. Dirijo su ansiedad para otra parte. Le voy contando quienes fueron August Bier y August Hildebrandt (dando click aqui, hay algo de su historia) asi que eso lo convence y su negativa se torna en una amable cooperación. Me pregunta si conozco Alemania, contesto que no. Pero mientras silbo, mentalmente pienso:
O Freunde, nicht diese Töne!
Sondern laßt uns angenehmere anstimmen,
und freudenvollere.
Freude! Freude!
Nos despedimos con un fuerte apretón de manos.
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