Soy y no soy el
mismo
Aquí estoy, ya me ves,
no soy el mismo de antes,
no sé si he cambiando bastante
como para que no me puedas ya
reconocer.
Ya me ves,
algo queda aún de aquel
caminante,
el de la mirada distante,
el de los sueños y la fiebre a flor
de piel.
En la medida en que
algo dentro de mí se ha muerto,
algo empezó a vivir.
Pero tampoco es menos cierto
que para seguir
lo nuevo nace de lo viejo
y algo queda en mí
de lo que fui.
Así estamos, ya ves,
sumergidos en la vida cambiante,
en su movimiento constante
y nada se le escapa al tiempo en
su correr.
Así es, a saber:
no existe nada inmutable
y así mañana no es lo mismo
que fue ayer.
Noel Nicola
Este blog nace de la inquietud de compartir lo que pasa todos los días en el entorno hospitalario, duro, emocionante, árido a veces. Bienvenido al quirófano.
sábado, 31 de diciembre de 2011
Canción para la nochevieja
Poesía de hospital
Es seguro que el hospital no es un lugar bonito. Ni agradable. A punta de muchos años aprende uno a (medio) tolerar los olores, las luces y el ruido.El desfile de una cirugía tras otra sin que ninguna sea igual.
Por supuesto que el modo en que nosotros "desde dentro" vemos un hospital no es el mejor ni el mas válido. La empatía muchas veces tan difícil nos da la pista de lo que piensa, sufre y espera el enfermo.
Aunque hace tiempo la llamada risoterapia irrumpió en escena no ha sido lo único que ha servido como paliativo. En algunos hospitales incluso en la Ciudad de México se han desarrollado con buenos frutos talleres de poesía.
Vale recordar con fuerza que el dolor nunca es completamente orgánico.
Dicen que el mejor compañero ante la adversidad es un libro. Por algo será. Pero también un papel y algo para escribir. Ya en la modernidad, una notebook, una tableta o cualquier artilugio electrónico portátil.
Y de remate en un click. Al blog.
Navegando entre poesía me permiti incluir estas dos de don José Cuadra Vega. Ignoro su enfermedad y más datos. Pero como llamada de atención nos incordia una vez más.
FIEBRE Y SUEÑO
Vuelvo mis dos
ensombrecidos ojos por la
fiebre hacia
mi derecho costado,
el mismo costado sobre el
que el Divino y Humano
Descamisado de Judea,
Jesús el Cristo reclinó su frente,
coronada de espinas y de Gloria.
El derecho costado sobre el que Doña Julia
suele siempre a mi vera
dormir su sueño, su reposado sueño.
La fiebre que me arde y que me punza
como acerada, dura lanza,
me hace ver la inefable,
dulce y falsa ilusión de qe ella está,
de que mi Doña Julia está allí,
justo a mi lado,
ciertamente de cierto allí, dormida.
¿Pero por qué es que siento su
tranquilo,
sosegado sueño tan lejos,
tan distante de mi propio sueño,
pues que también su sueño es sueño
mío?
¿Vagará ella, tal vez, por siderales rutas
implorando por su Don José,
buscando algunas arcangélicas alas
de las mismas que dan su refrescante
brisa al rostro
de DIOS Nuestro Señor?
Cuando ella despierte, tal vez ya no
recuerde nada.
Es triste, porque tampoco yo
recordaré jamás cuál fue su sueño.
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LA FRAZADA
—I—
Alta fiebre en la noche y a la vez
un gélido frío semi polar,
contumaz,
hace tamborilear mis dos
entumecidas, ateridas piernas.
Mi maxilar, entumecido, no funciona
pero tiembla, frenético.
No hay voz articulada.
No tengo voz.
Inerme, triste mortal soy, como los
mortales tristes que no tienen voz.
Ya quisiera, aún cuando siquiera fuese
la ronca voz
del hombre de Neandertal gritando,
a grandes y claras voces,
allá en su obscura y húmeda
cavernosa caverna tenebrosa.
-II-
Muy cerca de mi cama, pasa
una Enfermera del Hospital, a quien
con tembloroso índice señalo la
salvadora frazada que está a mis pies.
Y la Enfermera:
-No se incomode, Don Josecito, que ya
sé.
No se me afane,
no tenga miedo, no se me angustie.
Lo que Usted quiere es que le abrigue,
es que le cubra sus dos huesudas
y pelambrosas, hórridas piernas.
-III-
Poco elegantes y compasivas,
desamoradas,
muy poco humanas y anti cristianas,
rudas palabras, más sin embargo,
llenas
de un mágico poder:
sin frazada, de cierto, sobre
mi triste y pobre humanidad doliente
¡a la mierda y muy lejos el gélido frío
semi polar de mis dos piernas!
domingo, 18 de diciembre de 2011
Canción de navidad
Necesaria reflexión en estos dias. Adviento material y consumista para pocos. Lleno de desesperanza para los más.
El texto es de una canción del compositor cubano Silvio Rodríguez. Llamada sin más rodeos asi, "Canción de Navidad"
El fin de año huele a compras
enhorabuenas y postales
con votos de renovación.
Y yo que sé del otro mundo
que pide vida en los portales,
me doy a hacer una canción.
La gente luce estar de acuerdo,
maravillosamente todo
parece afín al celebrar.
Unos festejan sus millones,
otros la camisita limpia
y hay quien no sabe qué es brindar.
Mi canción no es del cielo,
las estrellas, la luna,
porque a ti te la entrego
que no tienes ninguna.
Mi canción no es tan sólo
de quien pueda escucharla,
porque a veces el sordo
lleva más para amarla.
Tener no es signo de malvado
y no tener tampoco es prueba
de que acompañe la virtud.
Pero el que nace bien parado,
en procurarse lo que anhela
no tiene que invertir salud.
Por eso canto a quien no escucha,
a quien no dejan escucharme,
a quien ya nunca me escuchó,
al que en su cotidiana lucha
me da razones para amarle,
a aquel que nadie le cantó.
( Silvio Rodríguez , 1988)
jueves, 8 de diciembre de 2011
Tiempo de adviento
Las 2 hermanas tienen 27 años. Ambas jóvenes, esperan algún día convertirse en madres y compartir su vida.
Una de ellas lo espera con muchas más ansias porque nunca nada crecerá en su vientre. Cuando tuvo cáncer de ovario ahi estuvo su hermana, apoyando, sosteniendo la esperanza de la gravidez vuelta imposible.
Que los imposibles no existen, carajo.
Ahora espera un hijo. Pero en otro vientre.
Ambas ven cuanto ha crecido, como se mueve, les parece que el bebé sonríe desde el útero tibio.
Está escrito que por amor llegó al mundo el único hijo. Un niño apenas. El Cristo, el nazareno le decían.
Apenas ha llenado de aire sus pulmones llora por primera vez un llanto fuerte, jubiloso. Pletorico de vida. El mismo que inunda a ambas gemelas. La que toma al niño y mirandola dice.
-Hermana, aquí tienes a tu hijo.
Uno no sabe que decir.
Pero el amor es más fuerte. Y echa por tierra todas las razones. No existe otra explicación. Hace ver lo poco que entiendo. Lo poco que he visto. Lo mucho que me falta por aprender. Por sentir.